La desigual distribución de las reservas mundiales de
combustibles clásicos (carbón, petróleo, gas natural, etc.) y la sospecha de
que en un plazo no demasiado largo llegue a ser insuficientes para cubrir la
creciente demanda han obligado a estudiar nuevos procedimientos de obtención de
energía. Una aspiración de todos los tiempos ha sido la de la transformación
utilizable de los tipos naturales de ellos, sin embargo, su desarrollo en gran
escala. De cualquier forma, estas ideas representan soluciones de tipo local
con una gran dependencia de agentes exteriores incontrolables y no pueden ser
consideradas como de aplicación universal; de ahí que la mayor parte de la
investigación se oriente en otras direcciones.
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